Si Jonas Salk levantase la cabeza…

Hace poco más de un mes que se cumplieron 60 años de la creación de la primera vacuna para la poliomielitis. Esta enfermedad infecciosa, causada por el Poliovirus o virus de la polio, golpeó con fuerza durante la primera mitad del siglo XX. En 1952, solo en Estados Unidos, se registraron casi 60.000 nuevos casos y se produjeron más de 20.000 parálisis discapacitantes y  3.000 muertes.

Jonas Edward Salk fue un médico y virólogo estadounidense que, tras una década de investigaciones, consiguió desarrollar una vacuna efectiva para la poliomielitis. Dado el grave impacto de la enfermedad y la abrumante expansión que estaba teniendo en países en vías de desarrollo, Jonas Salk, decidió no patentar la vacuna para que pudiese ser aplicada con las menores restricciones, económicas y legales, en cualquier país del mundo. Se estima que con este acto altruista, Jonas Salk y sus descendientes, dejaron de ganar unos 7 billones de dólares. Sin embargo, gracias a ello y tras más de medio siglo de vacunación intensiva, la enfermedad (considerada epidémica en la década de los 50) está prácticamente erradicada en todo el mundo. Solo una decena de países subdesarrollados presenta unos pocos casos nuevos cada año. Si se consigue eliminar de forma definitiva, la poliomelitis se convertirá en la tercera enfermedad infecciosa erradicada a nivel mundial,  tras la viruela y la peste bovina.

Dr Jones Edward Salk, creator of Salk polio vaccine, at Copenhagen Airport. During four days stay in Kastrup airport CPH, Copenhagen Dr. Salk paid several visits to the Serum Institute, which was first one outside USA which created a polio vaccine. Dr. Salk also addressed the local Biological Society, 1959-05-28.

Dr Jonas Edward Salk, creador de la vacuna de la poliomielitis.

Si Jonas Salk se pasease hoy por los pasillos de la UCI del Hospital de la Vall d’Hebrón (en Barcelona) y conociese el caso del pequeño de 6 años afectado de difteria, probablemente, se llevaría las manos a la cabeza. No lo haría porque la enfermedad haya rebrotado (cosa que podría suceder por la evolución de la bacteria causante), sino porque los padres del pequeño se negaron a proporcionar la vacuna que habría evitado este contagio. El último caso registrado en España de esta enfermedad infecciosa (que puede llegar a ser mortal) tuvo lugar en 1987. Hace ni más, ni menos que hace 28 años.

No tiene sentido alguno personalizar la responsabilidad de este hecho en los padres del pequeño, pues no son más que una pequeña gota en un océano creciente de sectarios irracionales e irresponsables seguidores de absurdos movimientos New Age. Estas corrientes promueven el uso de medicinas holísticas y homeopáticas y critican con dureza el uso de vacunas. Los grandes impulsores de estas doctrinas suelen ser personas sin una formación adecuada, sin criterio científico y, con frecuencia, con importantes intereses económicos. No existe evidencia científica (y como tal, necesariamente objetiva) de que ninguna de esas terapias funcione y en ningún caso se ha conseguido demostrar que tengan una efectividad mayor que la que proporciona el efecto placebo de cualquier fármaco.

Lo más preocupante de este asunto no es que esos tratamientos no sean efectivos, ni siquiera que los más avispados estén llenándose los bolsillos con este negocio. Lo realmente grave, es que estos métodos se utilicen para sustituir, o evitar, tratamientos médicos y farmacológicos que sí sirven para combatir y tratar enfermedades. Cualquier fármaco, tratamiento médico o vacuna aplicada ha pasado por un exhaustivo estudio clínico de varios años (incluso décadas) y se ha demostrado su efectividad con evidencias científicas. Estos estudios se siguen actualizando continuamente con el desarrollo de nuevos trabajos científicos que permiten conocer mejor efectos secundarios poco comunes o comparar el efecto de diferentes fármacos. No obstante, bien por una buena campaña de marketing, por alguna especie de vacío existencial o espiritual (que a la que escribe se le escapa del entendimiento), o por algún tipo de adoctrinamiento, los movimientos antivacunas están ganando terreno con una velocidad pasmosa.

Uno de los argumentos más utilizados por los antivacunas consiste en relacionar la aplicación de vacunas con el autismo. Numerosos estudios científicos y organizaciones de todo el mundo se han esforzado en demostrar que no existe relación alguna entre la aplicación de vacunas y el autismo. La American Academy of Pediatrics, por ejemplo, publica periódicamente una recopilación de los estudios que corroboran una y otra vez esta afirmación. Sin embargo, una encuesta realizada en EEUU el pasado año concluye que solo el 53% de los estadounidenses confía en la seguridad de las vacunas.

Desde un punto de vista objetivo y científico, querer crear un debate (yermo) sobre el uso o no de vacunas a estas alturas no es más que una peligrosa irresponsabilidad. No por el debate per se, sino por la duda absurda que crea en la sociedad y que, ya hoy, se ha traducido en la proliferación de enfermedades infecciosas que hace unos años estaban prácticamente controladas.

Es fácil creer a un chaman (al que, sin duda, puede resultar más cómodo llamar terrorista de la salud) que usa bonitas palabras y vende polvo de hadas cuando quien escucha es incapaz de asumir la responsabilidad que implica ser padre. Porque parte de esa responsabilidad, es también informarse adecuadamente de lo que es mejor para sus hijos.

Hoy les hablo del trabajo del Dr. Jonas Edward Salk no solo para que conozcan la historia de la vacuna de la poliomielitis, sino para que se familiaricen con una vacuna mucho más importante: la de la ignorancia y la falta de sentido común. En sus manos queda decidir si prefieren llenarle los bolsillos a los nuevos chamanes de esta época que nos ha tocado vivir o si prefieren velar por la salud de sus hijos y de la sociedad en la que viven.

Rubia y con cuerpo

Lamento decepcionar al lector, pero hoy, como no podía ser de otra manera en el día de San Patricio, toca hablar de cerveza. La cerveza es un brebaje casi mágico que da color a cualquier buena conversación y que nos permite disfrutar de un mundo de sabores único. Quizás pueda sorprender a alguien, pero no estoy hablando de los refrescos aguados y ligeramente alcoholizados que venden la mayoría de marcas nacionales, sino de esa bebida densa que nació en la baja Edad Media en muchas abadías del corazón de Europa y que, consumida caliente junto con una hogaza de pan, suponía el sustento de gran parte de la población.

Los ingredientes básicos de la mayoría de cervezas son el agua, el lúpulo, la cebada o el trigo y la levadura. Durante mucho tiempo los productores de cerveza construyeron sus fábricas cerca de manantiales o fuentes naturales de agua y, aún hoy en día, algunos prefieren estas aguas a la que brota del grifo. Teniendo en cuenta que casi el 90% del contenido de una cerveza es agua, la composición química, el pH y el contenido en sales se convierten en parte de la identidad de cada cerveza influyendo notablemente en sus propiedades organolépticas. La mayoría de industrias cerveceras corrigen estos parámetros en el agua utilizada para trabajar siempre con valores constantes y obtener un producto reproducible, sin embargo, en algunos casos, las producciones son notablemente distintas en función de la añada o de la planta que las produce por la variabilidad de la composición del agua en función de la zona o el momento en el que se obtiene.

Las diferentes sales que contiene el agua afectan de manera muy diversa en todo el proceso de elaboración: la presencia de calcio, por ejemplo, ayuda a precipitar los fosfatos provenientes del mosto, permite mantener un pH adecuado para potenciar la actividad enzimática e incrementa el nitrógeno asimilable en solución para que la levadura tenga una mejor floculación. Los sulfatos aportan un toque seco al sabor de la cerveza. Los iones sodio y potasio contribuyen a dar un sabor salado que se traduce en notas de frescura en la cerveza, otras sales intervienen  en la formación de coloides, etc. Normalmente se utilizan aguas de dureza (contenido en calcio) media, aunque algunas cervezas más ligeras, como las Pilsen se elaboran con aguas más blandas.

Ingredientes de la cerveza: agua, cebada, lúpulo y levadura.

Ingredientes de la cerveza: agua, cebada, lúpulo y levadura.

El lúpulo es una planta de la misma familia que el cannabis, las Cannabáceas. Generalmente solo se utilizan las flores femeninas no fecundadas para la producción de la cerveza, aunque algunos tipos de cerveza belga e inglesa utilizan la flor fecundada. Estas flores contienen una resina llamada lupulina, rica en ácidos alfa que confieren el aroma y el sabor amargo propio de la cerveza, también contribuyen a la formación de espuma y a la conservación del producto.

La cebada, tercer y principal protagonista, es una planta gramínea. Solo las cebadas aptas para ser malteadas pueden ser utilizadas en la producción de la cerveza. El grano debe ser grande, redondeado y uniforme, tiene que  desprenderse con facilidad de su envoltura fibrosa y, además,  debe absorber bien el agua para que tenga lugar una germinación rápida y uniforme, optimizando así la producción de la malta. La mayor parte de las cervezas contienen una mezcla diferentes maltas para conseguir aromas, sabores y colores propios.

El último ingrediente es la levadura, se trata de una substancia compuesta de microorganismos que procesan los carbohidratos (principalmente azúcares en este caso) y los transforman en alcohol y ácido carbónico. Esta reacción se denomina fermentación alcohólica.

Generalmente, las cervezas se clasifican según el tipo de fermentación a la que han sido sometidas. Suelen agruparse en tres grandes grupos:

Cervezas de baja fermentación o Lager: la fermentación ha tenido lugar a bajas temperaturas (alrededor de unos 10ºC). Son unas cervezas más recientes, ya que se empezaron a producir a mediados del siglo XIX cuando se pudieron utilizar sistemas de refrigeración artificial. Tienen un tiempo de maduración de varios meses. En esta categoría podemos encontrar cervezas rubias, tostadas y negras. Las más suaves (Lager Pilsen) son rubias, con un una graduación del 4% de alcohol en volumen, con notas de frescor y espuma ligera. A continuación, encontraríamos las Lager especial, con una graduación en torno al 5% de alcohol en volumen, son rubias doradas, con una espuma más densa y nos permiten apreciar cierto sabor ligeramente tostado de la malta.  Y, finalmente, dentro de este grupo encontraríamos las Lager Extra, que suelen tener entre un 6 y un 7% de alcohol en volumen, tienen un color dorado oscuro con reflejos cobrizos provenientes del tostado de la malta, se aprecian notas que recuerdan al regaliz; son cervezas con mucho cuerpo y personalidad y tienen una espuma untuosa.

Cerveza premiada como una de las mejores Ale del mundo.

Cerveza premiada como una de las mejores Lager del mundo

– Cervezas de alta fermentación o Ale: son cervezas cuya fermentación se ha realizado a temperaturas más altas (unos 20ºC), el tiempo de maduración es de varias semanas. Son oriundas de las Islas Británicas y suelen tener aromas más complejos, afrutados y suelen ser más densas y oscuras. Aunque hay más tipos, hay tres grupos de consumo mayoritario. Las Ale básicas, con una graduación de entre el  5 y el 6% de alcohol en volumen, son rubias o rojizas y tienen sabores complejos y aromas afrutados. Las De Abadía, con una graduación cercana al 6.5% de alcohol, son cervezas ligeramente tostadas, con gran persistencia y sabores secos acaramelados o afrutados (con notas que recuerdan a la manzana o el plátano). Las Negras Stout contienen un 5% de alcohol en volumen, la malta intensamente tostada utilizada en su producción hace que tengan un característico color negro y un sabor potente con claros toques de café o regaliz.

Cerveza ale con características más cercanas a un brandy que a una cerveza estándar española.

Cerveza Ale con características más cercanas a un brandy que a una cerveza estándar española

– Cervezas de fermentación espontánea o Lambic: se utilizan levaduras salvajes no controladas, provenientes de frutas en muchas ocasiones, y no suelen añadirse a la cerveza, sino que se dejan encima para que vayan cayendo y se incorporen lentamente al mosto. Son cervezas con poco gas y escasa espuma, con sabores ácidos muy afrutados (podemos encontrar, por ejemplo, cerveza de frambuesa). Son cervezas que contienen un 30% de trigo no malteado y se producen principalmente en Bélgica.

Cerveza Lambic de cereza producida en Bélgica

Cerveza Lambic de cereza producida en Bélgica

La elaboración de la cerveza es tan sencilla que muchos aficionados producen su propia bebida en casa a partir de ingredientes parcialmente procesados. Podemos dividir el proceso en las siguientes etapas:

– Selección de los granos de cereal (habitualmente cebada, aunque también puede ser trigo u otros cereales).

– Remojo y germinación del grano hasta que aparezcan brotes verdes (de los de verdad).

– Malteado: Se lleva a cabo el tostado y secado del grano para convertir la cebada en malta. En función de la temperatura y el tiempo de tostado se obtiene un color u otro en la cerveza.

-Molienda de la malta para desmenuzar el endospermo, peo sin que se trituren las glumillas que contienen el almidón.

– Maceración de la harina de malta en agua (condiciones distintas para cada cereal) para que se disuelva el almidón y el resto de ingredientes solubles. A este líquido se le llama extracto. Una vez disueltas estas sustancias, tiene lugar una secuencia de reacciones enzimáticas, en las que diferentes tipos de amilasas actúan sobre el sustrato (almidones y otros compuestos) fragmentando algunas de las moléculas que lo forman. Las moléculas resultantes, azúcares de cadena más simple son: glucosa, maltosa, maltotriosa y algunas dextrinas.

– Filtrado del mosto obtenido.

– Adición del lúpulo y hervido. Este paso proporciona a la cerveza su amargor característico.

– Enfriamiento del mosto.

– Fermentación: se añade la levadura para que tenga lugar la fermentación principal. En este paso la mayoría de los azúcares se transforman en  alcohol y ácido carbónico. Se trata de un proceso anaérobico (tiene lugar en ausencia de oxígeno) en el que intervienen enzimas propios de la levadura como la alcohol deshidrogenasa . Otros azúcares, como las dextrinas, no son fermentados y contribuyen a dar un sabor dulce a la cerveza.

– Maduración y clarificación: es un tiempo de reposo (a temperatura ambiente o ligeramente calefactada) para la cerveza que permite que la bebida madure y adquiera carácter. Durante este periodo también precipitan las partículas sólidas que haya en suspensión.

– Filtrado para eliminar el sólido remanente.

– Envasado, degustación y disfrute.

Llegados a este punto y haciendo caso a la etapa final del proceso, voy a brindar con una buena cerveza por su paciencia al leerme y por el día de San Patricio.

Sláinte!

Marty, tienes que pensar en cuatro dimensiones

Si le pido al lector que nombre un matemático que haya escrito novelas, seguramente responderá citando a Lewis Carroll y sus Alicias, y si bien podríamos hablar largo y tendido sobre este personaje, hoy vamos a centrarnos en la obra de otro matemático ilustre y coetáneo  de Carroll, aunque mucho menos popular.

Edwin Abbott Abbott fue un longevo teólogo y matemático nacido en la Inglaterra de mediados del siglo XIX. Este hijo de padres primos hermanos vistió muy joven los hábitos religiosos movido por una profunda devoción y alcanzó importantes cargos, tanto en el mundo académico como en la iglesia anglicana.

A pesar de su prolífica obra teológica de tendencia liberal y de sus activas contribuciones a la gramática y filología inglesas, su obra más conocida es Planilandia: una novela en muchas dimensiones (1884), libro que escribió bajo el pseudónimo de A. Square (un cuadrado).

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Planilandia es uno de esos volúmenes mágicos con los que el lector no tiene otra alternativa que sentir un cariño especial. Es absolutamente imprescindible hacer una consideración antes de leerlo: estamos hablando de una novela que tiene 130 años de antigüedad, y que cuando se escribió, la teoría de la relatividad no se había formulado, la mecánica cuántica era totalmente desconocida y prácticamente ningún físico o matemático tenía el valor para desafiar la geometría euclidiana e imaginar geometrías espaciales curvas, ni mucho menos con dimensionalidad infinita. Hilbert no publicaría sus teorías hasta décadas más tarde.

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Es difícil imaginar cómo estos conceptos (puramente especulativos por aquel entonces) pueden sostener el cuerpo de una novela. Sin embargo, el truco es sencillo, Planilandia es una mordaz sátira social, una brillante crítica de la moral victoriana de la época y de la jerarquía imperante en la Inglaterra de finales del siglo XIX. La novela está narrada con un impostado tono académico que convierte sus poco más de 100 páginas en una lectura sencilla y agradable.

Lo más curioso del libro es que sigue siendo vigente en la sociedad en la que vivimos. El contenido matemático exigía al lector de su época una mentalidad sorprendentemente abierta y aunque hoy en día nos aporta poco nuevo (la que escribe, sin ir más lejos, está acostumbrada a tratar con datos multidimensionales a diario), permite un uso didáctico maravilloso para quien no esté familiarizado con el tema.

Planilandia es un mundo de dos dimensiones, en el que sus habitantes (figuras geométricas planas) son incapaces de mirar hacia arriba o hacia abajo para darse cuenta de sus limitaciones. La élite dominante, una clase superior plenamente autosatisfecha, impone esta estrechez de miras y castiga a cualquiera que cuestione la jerarquía social o que hable de una tercera dimensión.  Las desigualdades son los cimientos de la estratificada sociedad de Planilandia. Las mujeres representan el escalafón más bajo, no tienen derecho a la educación, son tontas e impulsivas y es necesario hablarles en un idioma más simple y emocional para poder comunicarse con ellas, están representadas por líneas (es decir, por una dimensión menos que el resto de habitantes de este mundo). Por encima de ellas se sitúan los triángulos: los isósceles son obreros y soldados de muy baja consideración, con frecuencia son usados como cobayas de laboratorio y ejecutados cuando existe una remota sospecha de delito; los equiláteros conforman una clase media-baja correspondiente a los artesanos y comerciantes. Cuando un hombre se reproduce, su descendiente tiene un lado más que él, mejorando su linaje dentro de la escala social, así aparece un tercer escalón  constituido por cuadrados y pentágonos que representan a una clase media-alta, entre ellos encontramos a científicos, abogados, etc. El vértice de la pirámide está compuesto por la clase noble, polígonos de seis o más lados, sobre los cuales impera la ley impuesta por los círculos, que adoptan el papel de sumos sacerdotes. Fuera de esta jerarquía se encuentran los deformes “irregulares” que tienen ángulos o lados diferentes y que son sacrificados al nacer o aislados de la sociedad.

La historia es narrada por un humilde cuadrado que, tras visitar en sueños los mundos de cero y una dimensiones, se da cuenta de que resulta imposible hacer que  los habitantes de estos mundos abran su mente para aceptar a un ser como él, de dos dimensiones. Estas visitas le hacen reflexionar y plantearse que, quizás, él mismo esté siendo tan obtuso como los personajes que ha conocido, pues jamás valoró la posibilidad de que pudiera existir un mundo de más de dos dimensiones.

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Edwin Abbott abogaba por conseguir la total emancipación de la mujer y otorgarle una igualdad universal frente al hombre, del mismo modo, defendía la instauración de una democracia popular basada el sufragio universal para derrocar la lacra de una clase social dirigente. Estos principios aparecen esbozados con mimo en el relato. El libro, además, permite un acercamiento fácil e indoloro al concepto de multidimensionalidad, convirtiendo a su autor en un auténtico visionario muy adelantado a su tiempo.

En 2007 se rodó una película titulada Flatland y un cortometraje al que pusieron por nombre Flatland: The Movie, ambos basados en la novela.

Las ilustraciones en blanco y negro pertenecen a la obra original y fueron realizadas por el propio autor.

Tejedores de futuro

Que el mundo de la moda está cada vez más vinculado a los avances científicos y tecnológicos no es ningún secreto. Las marcas más relevantes invierten en la mejora continua de su producto, no únicamente en el diseño, sino también en los materiales que utilizan y en las principales características de estos.

Hace unos meses veíamos a Dita Von Teese pasearse con el primer vestido totalmente articulado realizado con una impresora 3D. La obra fue creada desde un iPad por el diseñador Michael Schmid y el arquitecto Francis Bitonti y consistía en un diseño de 3000 piezas individuales, totalmente personalizado y adaptado al cuerpo de la actriz. Para rematar el acabado de las partes móviles se utilizaron más de 12000 cristales Swarovski de color negro. La obra juega con el espectador haciéndole creer que puede apreciar, a través del vestido,  el cuerpo de quien lo viste. Sin embargo, una buena parte del enrejado del diseño contiene trozos de nylon, adheridos por debajo, que contribuyen a crear esta ilusión sin desvelar la anatomía de la modelo.

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Un proyecto curioso es el que está llevando a cabo Suzanne Lee en BioCouture. Se trata de una colección de chaquetas y calzado realizada con celulosa producida por bacterias. El proceso es sencillo, una mezcla de bacterias y levaduras llevan a cabo una reacción de fermentación en un tanque húmedo, el producto final de la reacción es esta celulosa. La gran ventaja de estas prendas es que no son solo biodegradables, sino también biocompostables (pueden servir de abono cuando termina su vida útil). En un arranque de optimismo (poco realista, en mi opinión) la creadora habla de ir más allá en el futuro y utilizar tejidos vivos que mantengan una relación de simbiosis con el organismo de quien los viste e, incluso, utilizarlos con fines médicos.

Otra marca que apuesta por la innovación es la inglesa TheUnseen. Bajo las riendas de Lauren Bowker, la empresa ha desarrollado unas curiosas prendas que cambian continuamente de color en función de la temperatura ambiental y las condiciones climatológicas. El efecto se consigue con unas tintas que varían cromáticamente debido a sus propiedades termosensibles, fotosensibles, etc. La primera colección se ha creado utilizando estas tintas en prendas fabricadas con plumas que permiten, por un lado, mantener la estética mística de la marca, y por otro, demostrar que las tintas se pueden aplicar a cualquier tipo de material.

Resulta interesante profundizar en la trayectoria de Bowker y descubrir que su proyecto de graduación fue una tinta que respondía a siete parámetros ambientales, no solo a indicadores climáticos como en el caso de la colección (rayos UV, temperatura, fricción del aire, humedad,…), sino también a la presencia de contaminantes.  La tinta en cuestión contenía cloruro de paladio (PdCl2 ), que actúa como un fantástico absorbente de monóxido de carbono (CO). Cuando el monóxido entra en contacto con el cloruro de paladio, tiene lugar una reacción redox en la que se obtiene paladio (Pd) y dióxido de carbono (CO2) y que, en la práctica, supone que la tinta vire de un color amarillento a un tono negruzco en función de la concentración de contaminante en el ambiente. Las tintas que valoran más de un parámetro juegan con la totalidad de la escala RGB para proporcionar información al usuario. El éxito de este producto ha sido tal que algunas empresas ajenas al sector de la moda ya lo están usando con otros fines, un buen ejemplo es Airbus, quien utiliza la tinta para pintar la cabina de sus aviones.

La apuesta de futuro de la diseñadora es continuar trabajando en la personalización de estos tintes, según las necesidades del cliente, para poder evaluar cualquier parámetro. Esto permitiría utilizar las prendas como indicadores ambientales, pero también con fines médicos posibilitando, por ejemplo, intuir cuando el usuario está en riesgo de sufrir un ataque de asma.

 Las principales líneas de trabajo de estas marcas (y de muchas otras del mercado) se focalizan en avanzar hacia tejidos inteligentes que se adapten a nuestra anatomía y que utilicen un lenguaje visual innovador para facilitarnos información sobre el entorno, sobre nuestro estado de salud e, incluso, que sean capaces de llegar a interaccionar con nuestro organismo.

Herederos de las mazmorras

Hace 40 años aparecía publicado por primera vez un libro titulado Dungeons & Dragons. Poco sospechaba el lector de género fantástico que aquel 1974 iba a suponer la revolución y florecimiento del género gracias a la obra de Gary Gygax. Dungeons & Dragons no era una novela, sino el que más adelante se convertiría en el primer juego de rol comercial.

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El juego, descendiente de antiguos y muy poco evolucionados juegos de tablero, supuso un antes y un después en el mundo lúdico ya que introdujo numerosas novedades: la creación de mundos bien definidos, dados de múltiples números de caras, hojas de personaje, desarrollo progresivo de  estos y, sobretodo, la capacidad de los jugadores para influir y modificar la historia que narra el director de juego.

Si bien el sistema de juego ha sido duramente criticado por su simplicidad y poco realismo, la realidad es que Dungeons & Dragons es el primer gran referente de esta industria. Prueba de ello son las numerosas sagas literarias, las decenas de libros de juegos y videojuegos, y los juegos de mesa que han surgido en estas cuatro décadas. En los próximos meses Wizards of the Coast publicará la quinta edición del juego con el reglamento modificado, pretendiendo de esta forma recuperar los adeptos perdidos con anteriores modificaciones.

Visto el éxito de Gygax, pronto otros autores empezaron a desarrollar sus propios juegos de rol dentro del género medieval fantástico. De esta forma, en 1976 se publica RuneQuest, en 1980 aparece Rolemaster y en 1984, con un sistema de combate similar al de Rolemaster, se edita El señor de los anillos, el juego de rol de la Tierra Media.

Aunque sería tentador profundizar en todos estos juegos y hablar de otros productos similares que han ido apareciendo en el mercado, hoy quiero seguir la cronología que nos lleva a la aparición de los actuales juegos de mesa de exploración de mazmorras.

En 1989 aparece HeroQuest, una pequeña joya que muchos lectores recordarán con cariño. HeroQuest tiene elementos comunes con los juegos de rol, como la presencia de un director de juego que es quien narra la historia, una identidad propia del personaje que el jugador interpreta y el hecho de que el juego no se desarrolla en una única partida, sino que debe jugarse una campaña en la que se acumulan dinero y objetos para poder ganar. No obstante, el escenario está mucho más limitado ya que se reduce al propio tablero, el director de juego es poco más que un narrador, pues no toma decisiones y los cuatro personajes (bárbaro, enano, elfo y mago) tienen perfiles de habilidades fijos e impuestos. El objetivo del juego consiste en recorrer los pasillos de una mazmorra imaginaria con miniaturas de mobiliario y enfrentarse a todos los antagonistas que van apareciendo. El juego incluía, además, miniaturas muy elaboradas (teniendo en cuenta la época de la que hablamos) de los personajes, que hacían las delicias del jugador.

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El juego supuso un éxito rotundo para la editorial, quien en los cuatro años siguientes publicó hasta siete expansiones temáticas, aunque dejó de distribuirse en la década de los noventa, motivo que ha llevado a muchos de los añorados jugadores a colaborar en el crowfunding para una nueva edición mejorada del juego en su 25º aniversario. Esta iniciativa aún está vigente y ha recaudado ya más del 800% de la cantidad requerida. Así que no podemos más que esperar la vuelta de esta reliquia actualizada.

En el año 2002 se edita el juego de mesa  Dungeons & Dragons: The Fantasy Adventure Board Game y un año más tarde se publica en español. Este producto supuso una alternativa más moderna para los jugadores de HeroQuest. Se trata de un juego cooperativo en el que cuatro personajes clásicos (un clérigo humano, una pícara mediana, un guerrero humano y una maga elfa) recorren la mazmorra (tablero) para resolver los diferentes episodios de una campaña. Se utilizan dados de colores con símbolos para combatir, la cantidad depende del equipo utilizado. La comparación de este juego con su predecesor es complicada y dependerá de las preferencias personales de cada cual, sin embargo, lo que es innegable es que la dificultad aquí es mucho mayor para el grupo de héroes, ya que en HeroQuest se trataba de un mero paseo. En D&D: The Fantasy Adventure Board Game el máster o director de juego tiene, igualmente, poca capacidad de decisión, pero el poder de los antagonistas que controla es mucho mayor. De esta forma, cuando el grupo de héroes pierde una misión y vuelve a empezar a jugar desde ese punto (perdiendo sus objetos), la aventura se convierte en una auténtica pesadilla casi imposible de superar. El juego básico contó, posteriormente, con dos expansiones.

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A partir del año 2010, Wizards of the Coast comienza a editar una nueva generación de juegos del universo de Dungeons & Dragons ambientando cada uno de ellos en un escenario de campaña del juego o haciendo referencia a un antagonista determinado. El primer juego de esta serie es Dungeons & Dragons: Castle Ravenloft (2010), ambientado en el archiconocido castillo de Strahd Von Zarovich. El segundo juego es  Dungeons & Dragons: Wrath of Ashardalon (2011), donde un terrible dragón rojo acecha en lo profundo de un laberinto  de mazmorras infestadas de monstruos.  Estos dos juegos se pueden jugar de manera independiente o combinados y están diseñados para 1-5 jugadores, son totalmente cooperativos ya que no se necesita un director de juego pues el sistema genera de manera automática el escenario y los monstruos según se avanza. El tablero de juego es un sistema de puzle que se va desvelando baldosa a baldosa. A pesar de que la ambientación y calidad gráfica no es nada del otro mundo, el modo de combate y acciones de los personajes y antagonistas permite una buena jugabilidad, con reglas sencillas y combates equilibrados. Como descendientes directos de Dungeons & Dragons utilizan dados de veinte caras para el combate. Cada uno de los juegos consta de unas quince aventuras que conforman una historia, no obstante, no deben considerarse juegos de campaña ya que no existe continuidad de personaje entre una aventura y otra. Existen algunas aventuras extra en la red.  En 2012 se publica Dungeons & Dragons: Legend of Drizzt, ambientado en la saga de novelas de Drizzt Do’Urden del universo de ficción Forgotten Realms.

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La editorial Fantasy Flight Games  publica en 2005 Descent: Viaje a las Tinieblas, un espectacular juego de tablero de exploración de mazmorras, basado en las mecánicas mejoradas de Doom, para 2-5 jugadores. Aquí, la presencia del Overlord o Señor Supremo (similar al director de juego) es mucho más importante que en otros juegos, ya que éste posee una gran capacidad de decisión a la hora de generar monstruos y utilizar recursos. El Overlord gana la partida si consigue agotar los puntos de victoria del grupo de héroes, para ello acumula y gasta puntos de amenaza que se generan automáticamente por las acciones de los héroes. Descent es, en mi opinión, el mejor juego en cuanto a ambientación, grafismo, miniaturas, etc. A pesar de ello, el juego es un rotundo fiasco cuando se juega con menos de cuatro héroes  ya que, por una evidente falta de testeo, en la mayoría de partidas el grupo de héroes no consigue pasar del primer pasillo, siendo avasallados por los enemigos. Las partidas resultan extremadamente largas (unas 5 horas) y no permiten interrumpirse, salvo que no se necesitase la mesa de juego.

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El juego (uno de los más caros del mercado) fue un éxito de ventas debido a lo goloso de su presentación. Se publicaron cinco expansiones, entre ellas Camino a la Leyenda, que permitía jugar en modo campaña, acumulando objetos y consiguiendo puntos de experiencia para mejorar habilidades. Esta ampliación supuso un enorme esfuerzo para mejorar el juego, se modificaron reglas básicas y se crearon reglas especiales, se diseñaron partidas más cortas que dividían cada mazmorra en tres niveles y se añadieron elementos para mejorar la jugabilidad. A pesar de este esfuerzo sobrehumano se volvió a cometer el mismo error, querer sacar el producto demasiado pronto al mercado. La idea de esta ampliación es poder jugar campañas largas que se dividen a su vez en tres etapas en función del nivel de los héroes (bronce, plata y oro), el juego funciona bien en las primeras partidas, está equilibrado y los dos bandos disfrutan jugando; pese a ello, la campaña se sentencia bruscamente hacia uno de los dos bandos transcurridas muy pocas partidas, lo que hace que el bando perdedor tenga que jugar horas y horas sabiendo que no tiene ninguna opción. Un error lamentable que se podría haber solventado con más horas de testeo.

En 2012 FFG lanza una segunda edición mejorada del juego y un kit de adaptación de la versión antigua a la nueva. Pero si algo ha caracterizado la historia de este juego ha sido la prisa y la intención de conseguir grandes beneficios a cualquier precio, así que los que tenían la primera edición se encontraron con que el kit de adaptación y la segunda edición tenían un precio similar. Una muy mala política de trato al consumidor, ya que el kit era bastante más sencillo que la nueva edición del juego. En esta segunda edición, las partidas con un grupo de dos héroes se convierten en una contrareloj por la mazmorra que tampoco deja demasiado buen sabor de boca pero que permiten poder llegar al final del juego; con cuatro jugadores, las partidas son mucho más agradables, el sistema está equilibrado y la campaña no se descompensa en las primeras etapas. Si el número de jugadores es reducido, resulta aconsejable jugar con dos héroes por jugador. Para conseguir estos resultados mejorados se han simplificado reglas y se han modificado algunos parámetros de la primera edición (como los valores de defensa fijos) para que los personajes no tengan perfiles tan extremos y diferentes entre ellos. Sin duda, ésta es la versión que debería haber salido inicialmente al mercado, la que convertía a Descent en la joya de la corona de los juegos de este género.

El fotógrafo de las estrellas

Hace unos días disfruté por primera vez de la obra de Nicholas Buer, un fantástico astro-fotógrafo y cineasta que ha trabajado para la BBC y el Discovery Channel y cuyas producciones han sido publicadas en medios tan prestigiosos como el National Geographic.

En la red podemos encontrar gran cantidad de vídeo secuencias de cielos nocturnos  que nos permiten disfrutar como espectadores del movimiento de la Vía Láctea, sin embargo, ninguna de ellas tiene el contenido y el valor de una de las más recientes creaciones de Buer, Ancients.

El resultado de esta excelente obra ha sido posible gracias a diversos factores, sin duda el más importante de ellos (sin tener en cuenta el talento del artista) ha sido la localización. El desierto de Atacama, al norte de Chile, es uno de los lugares más oscuros del planeta y permite observar una Vía Láctea mucho más definida y brillante que en otros lugares de observación habitual. Además, se disfruta de un estupendo contraste entre las zonas oscuras de polvo y las estrellas que forman parte de la galaxia.

Otro elemento destacable de esta vídeo secuencia es el excelente momento en que fue registrada, ya que Venus se sitúa cerca del centro de la Vía Láctea y se aprecian algunos detalles únicos como las Nubes de Magallanes (dos galaxias enanas y  satélites de la Vía láctea situadas a 170.000 años luz de distancia), que se pueden ver con claridad e incluso ampliadas en el minuto 1:30 del vídeo.

 

Otros vídeos admirables de temática variada (auroras boreales, perfiles volcánicos, cielos urbanos, etc.) pueden encontrarse en la página web del autor:

 http://www.nicholasbuer.com/films/

Cuando el arte saca a bailar a la ciencia

Walter Elias Disney fue, ante todo, un innovador, no sólo en el mundo de la animación y en el diseño de parques de atracciones, sino un visionario en muchos aspectos técnicos, artísticos, e incluso pedagógicos. Podríamos hablar largo y tendido de las tendencias antisemitas de Walt Disney o de la profunda misoginia que lo caracterizaba y que tan frecuentemente plasmó en el papel de las protagonistas de su obra. Sin embargo, hoy me gustaría nadar en otra dirección, hacia algo un poco más elevado e instructivo.

Consciente de que la animación era un magnífico medio para despertar el interés de los más pequeños, en 1959 Walt Disney decide llevar a cabo un fantástico proyecto en el que utiliza sus dibujos animados como herramienta didáctica. Se trata del cortometraje Donald en la tierra mágica de las matemáticas (Donald in Mathmagic Land), en él se introducen una serie de sencillos conceptos matemáticos (la obra de Pitágoras, sección áurea, matemáticas en la música, en el arte, en la naturaleza, etc.) a través de una psicotrópica aventura que Donald vive en primera persona. A pesar de no ser uno de los grandes éxitos comerciales del autor, es una referencia didáctica de gran valor y una de esas maravillas que merece ser vista si uno no lo ha hecho aún.

Es probable que si hablamos de artistas singulares del siglo XX nos venga a la cabeza Salvador Dalí. El pintor, escultor y escritor, uno de los máximos exponentes del surrealismo, era a su vez un ferviente defensor del franquismo que solía aparecer en público interpretando a un barroco y, con frecuencia, insoportable personaje. Geroge Orwell decía de él: “Uno debería ser capaz de conservar en la cabeza simultáneamente las ideas de que Dalí era al mismo tiempo un excelente dibujante y un irritante ser humano. La una no invalida, o efectivamente, no afecta a la otra”. Sin embargo,  las palabras de Orwell se quedan cortas para definir el talento del artista.

Su obra, puede agradarnos más o menos, pero en casi todos los casos es innegable la magnitud artística de lo que nuestros ojos presencian. Dalí fue, además de un artista prolífico y brillante, un genio en la plena magnitud de esta palabra. Como escritor surrealista abrazaba las ideas de Freud por quien sentía una profunda admiración. Compartió amistad con escritores como Jean Cocteau o Ferderico García Lorca y con arquitectos como Paul László, con quienes mantenía frecuentes discusiones artísticas y filosóficas. La mente inquieta del artista hizo que Dalí empezara a sentir una formidable fascinación por la ciencia cuando Heisenberg desarrolló el Principio de Incertidumbre, pieza clave en la mecánica cuántica del siglo XX. Esta pasión por la física se plasma en muchas de sus obras, Relojes blandos, por ejemplo, es un guiño a la teoría de la relatividad de Albert Einstein.  Algunas de las obras que se muestran en el Museo Dalí de Figueres (visita muy recomendable si el lector tiene la oportunidad) juegan con la tridimensionalidad y la superposición de imágenes de una forma deliciosa, utilizando la física como exquisito pincel.

El mundo del cine también resultó de gran atractivo para Dalí y colaboró con grandes personajes como  Alfred Hitchcock, Luis Buñuel y el propio Walt Disney. Con éste último comenzó un proyecto llamado Destino en 1946, se trata de otro atractivo y poco conocido cortometraje de animación de la factoría Disney inspirado en una canción con el mismo título del compositor mexicano Armando Domínguez. El trabajo tuvo que suspenderse por dificultades presupuestarias y no fue hasta 2003, cincuenta y siete años más tarde, cuando finalizó su producción.

Sexo, amor y drogas

Corrían los años 40 cuando una jovencita Allie Hamilton se traslada con su familia a Seabrook para pasar allí el verano. Un día, un apuesto muchacho de origen humilde llamado Noa pasea por la feria del pueblo cuando una aguda y vivaracha risa llama su atención. Hasta aquí no les cuento nada nuevo, efectivamente, hablo de El Diario de Noa. Lo que les propongo a continuación es hacer un revisionado de la película con una mirada completamente distinta.

Frontal

El bueno de Noa se detiene para escuchar aquella risa y queda fascinado por la preciosa sonrisa de Allie. En ese momento el cerebro del chico produce un torrente de feniletilamina, un compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas, que inunda el órgano y hace que Noa se sienta en la cima del mundo. La respuesta natural de su cerebro frente a este desequilibrio es segregar dopamina (un neurotransmisor que hace que un estímulo se asocie al placer) y que hará que la sonrisa de la chica quede grabada en su mente proporcionándole placer cada vez que la presencie o la recuerde. Simultáneamente, el hipotálamo, a través del sistema nervioso, envía un mensaje a las glándulas suprarrenales para que aumenten la producción de adrenalina y noradrenalina (neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas) y se produce un aumento en el latido del corazón del joven, que en este momento bombea la sangre a unas 130 pulsaciones por minuto, sintiendo una irrefrenable sensación de euforia. En estas mismas glándulas (situadas en los riñones) y en los testículos se produce testosterona, aumentando así su nivel en sangre y, consecuentemente, provocando pensamientos lujuriosos y estimulando el apetito sexual del joven. Víctima de esta inyección de drogas y con su percepción alterada, Noa decide acercarse a Allie y preguntarle si quiere bailar. La muchacha, ajena a la bioquímica del chico, responde con un rotundo “no” y desaparece con sus amigos. El chico, totalmente enajenado por el cóctel de drogas que su cuerpo ha producido decide subirse a una noria en marcha y quedarse colgando sobre el vacío para conseguir que Allie acepte salir con él.

Tras salir con varios amigos Allie y Noa comparten algo de tiempo juntos, además de conversar y conocerse un poco hay algo que hace que Allie vea al chico con otros ojos. Mientras pasean, sus axilas y genitales segregan un variado abanico de feromonas (responsables del olor sexual) en distintas cantidades. Las feromonas son sustancias que produce todo ser humano, cada uno con un patrón propio, y que transmiten información del individuo. Cada persona presenta una sensibilidad distinta frente a diferentes perfiles de feromonas. En este caso, los dos jóvenes se sienten enormemente atraídos y, presos de una embriaguez, esta vez compartida, terminan bailando en mitad de una calle de varios carriles.

baile

En el transcurso del verano, los chicos se enamoran y auténticos torrentes de las más variopintas moléculas circulan por sus venas, hacen que pierdan el apetito, que sufran de insomnio, que sus manos suden de manera desmesurada y que tengan bruscos cambios de humor que los sumergen en absurdas discusiones y reconciliaciones. Dopamina, feniletilamina y noradrenalina son bombeadas de manera desbocada por su cuerpo y, probablemente, también algo de serotonina que les permita sentir que no han perdido del todo el control.

Al final del verano Allie vuelve a la ciudad, Noa le escribe en numerosas ocasiones pero la madre de Allie retiene las cartas, ya que no considera a Noa un pretendiente digno. El joven se alista en el ejército para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Allie, por su parte, ejerce de enfermera voluntaria de heridos de guerra. Allí conoce a Lon, un apuesto y rico soldado herido del que se enamora rápidamente.

Son tiempos duros para el pobre Noa, no es fácil superar el síndrome de abstinencia de la feniletilamina y seguramente ingiera asombrosas cantidades de chocolate a modo de automedicación mientras decide mantenerse ocupado para no sufrir demasiado.

Por casualidades del destino la pareja vuelve a reencontrarse en Seabrook. Tras un paseo en barca por un edulcorado entorno y algunos cruces de miradas la chispa vuelve a prender entre los dos y, nuevamente, tenemos a nuestros protagonistas segregando fenietilamina y dopamina como posesos. Cuando llegan al embarcadero un pico de adrenalina y oxitocina hace que se fundan en un beso  y terminen frente a una chimenea haciendo el amor.

Sexo

Bien, metámonos entre sus sábanas, no creo que les importe demasiado, ¿no creen? En ese momento las más de 8000 terminaciones nerviosas del clítoris de Allie informan al cerebro de lo que está sucediendo y retroalimentan sus funciones durante la estimulación sexual. En ambos casos, los nervios hipogástrico, pélvico y pudendo transmiten al cerebro lo que acontece en las diferentes partes del cuerpo: útero y próstata, vagina y recto, clítoris y escroto, respectivamente. La continua estimulación produce, entre otras muchas cosas, una sobreproducción de dopamina, asociada al placer, y una notable tensión muscular. Cuando llegan al culmen de la relación sexual, ambos sufren una breve desconexión temporal de una región del cerebro situada en la parte posterior del ojo, el córtex orbitofrontal lateral (zona que controla la razón y el comportamiento). En el momento del orgasmo nuestros protagonistas están totalmente fuera de control, en una situación similar a la de quien ha consumido heroína. Asimismo, se activa la zona de la corteza cerebral responsable del dolor, ya que existe un claro vínculo entre dolor y placer.

En Allie, se produce también un descenso en la actividad de la amígdala y el hipocampo (zonas que controlan en miedo y la ansiedad) en una necesidad biológica de sentirse segura y relajada.

Tras una serie de tiras y aflojas con sus padres, con su prometido, e incluso con el propio Noa, Allie decide romper con todo y volver a los brazos de Noa, esta vez de forma definitiva.

Pasados los primeros dos o tres años de la relación, los chutes de etilfenilamina serán cada vez más débiles hasta que desaparezcan. Durante este periodo se desarrollan en la pareja nuevos sentimientos, que harán la convivencia y la comunicación posibles y llevaderas, una especie de comunión que mantendrá a la pareja unida. En esta nueva etapa, la oxitocina (conocida como la hormona del abrazo), aparece cuando hay caricias y especialmente en los orgasmos. La suficiente producción de vasopresina hará que, tanto Allie como Noa, se mantenga fieles y no busquen nuevos compañeros fuera del hogar. Los altos niveles de oxitocina y vasopresina sustituyen a la noradrenalina y a la dopamina haciendo que con el tiempo el cariño aumente en detrimento de la pasión. Las endorfinas (similares a la morfina y a otros opiáceos) se encargarán de mejorar su sistema inmunológico, de aliviar el estrés y el dolor y de mantener su memoria e incrementar el apego que sienten.

Desgraciadamente, en el caso de Allie el efecto de las endorfinas no será suficiente y sufrirá una demencia senil que Noa aliviará argumentalmente explicándole su propia historia.  Al final de la película Allie le pregunta a Noa si cree que su amor podrá hacer que los dos mueran juntos y es que todos conocemos el sufrimiento que se padece al perder a un ser querido, al fin y al cabo, supone dejar de recibir nuestra dosis diaria de narcóticos.

Todas las imágenes pertenecen a la película “El diario de Noa”. New Line Cinema, Gran Via, Avery Pix. 2004.

Los ángeles de la isla del viento

Fuerteventura es, en general, un lugar hecho por y para alemanes. Sin embargo, sería injusto no resaltar la belleza de  sus parques naturales. La más extensa y cercana a África de las Islas Canarias posee algunas playas paradisíacas en las que tumbarse durante todo el año y un espectacular paisaje de conos volcánicos en el interior. Más allá de esto, no se puede esperar mucho más de la isla, salvo que uno sea surfero o submarinista.

Las Canarias están situadas en el océano Atlántico, en una latitud tropical y cerca del continente africano por lo que sus aguas tienen una temperatura agradable y una enorme biodiversidad. Estas condiciones convierten al archipiélago en una de las rutas de paso preferidas para cetáceos y en un buen hogar para algunas especies de escualos.

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Vista de la Isla de Lobos desde el parque natural de Las Dunas con Lanzarote al fondo.

El Islote de Lobos, situado entre Fuerteventura y Lanzarote, fue llamado así por los lobos marinos (o focas monje) que descansaban sobre su superficie y que fueron extinguidos del archipiélago por la competencia que hacían a los pescadores de la zona.  Este lugar es conocido por los numerosos y magníficos puntos de inmersión que tiene a su alrededor.

La presencia de tiburones en estas aguas es un gran atractivo para los submarinistas. Algunas especies, como el tiburón martillo, viven a grandes profundidades (unos 300 m), donde encuentran enormes bancos de peces grandes con los que alimentarse, y sólo pueden observarse a poca profundidad en contadas ocasiones. A  partir de los 20 metros de profundidad es relativamente común poder observar algún tiburón ángel (o angelote) que huye raudo al detectar la presencia de humanos.

En la inmersión que os muestro a continuación fuimos realmente afortunados, vimos algo raro en un arenal y nos acercamos para levantar un poco la arena con la mano. Cuando aquello empezó a moverse nos dimos cuenta de que, por el tamaño, tenía que ser algo grande, ¿una raya, quizá? La alegría fue enorme al ver que lo que salió de allí era un tiburón ángel de un metro y medio y, no sólo eso, sino que nos permitió nadar con él y seguirlo durante varios minutos (hasta que decidió nadar a contracorriente). Os muestro la parte final de esta aventura.

Sería una labor interminable enumerar la gran cantidad de especies magníficas que pueden verse en esta zona (barracudas, langostas canarias, meros, peces piedra, pejeperros, tembladeras, cangrejos araña, morenas, nudibranquios, peces aguja, etc.), sin embargo, una de las especies que más llama la atención a quien no suele ponerse una botella a la espalda es el pez trompeta. Aquí tenéis  un bonito ejemplar (nadando entre un banco de fulas blancas) que nos permitió acercarnos bastante.

¿Qué es química? ¿Y tú me lo preguntas?

Existe una pasmosa tendencia social a criminalizar la química. A diario oímos frases como “yo no consumo eso porque es todo química” o “yo es que prefiero las cosas naturales”.

En la mayoría de los casos se habla de “química” para referirse a algo sintético, a aquello que no se encuentra como tal en la naturaleza.  Se habla de “química” en alimentos, en fármacos y en cosméticos y, por contrapartida, de la bondad de los productos naturales. A lo largo de la historia muchas enfermedades y desgracias medioambientales han sido causadas por un mal uso o por el desconocimiento de los efectos de alguna sustancia «química», sin embargo, es importante realizar una reflexión: ¿Qué es exactamente la química?

La respuesta es sencilla, la química es absolutamente todo lo que nos rodea. Química es el aire que estás respirando en este instante, los pantalones que llevas puestos, el bocadillo que te estás comiendo, lo que sientes cuando estás cerca de alguien que te atrae, tu casa, tu cuerpo, el universo… Podemos plantearnos entonces que sólo la química sintética es mala. Debemos considerar nocivos todos esos conservantes que añaden a la comida para que aguante más tiempo en buen estado como el E236, o esos aditivos como el E515 que se añade a los productos bajos en sal, lo mismo con la l-carnitina sintética presente en muchos tratamientos cosméticos que nos ayudan a quemar grasas. Si tenemos un eczema o algún problema dérmico similar siempre será más sano un emplaste de caléndula que un cóctel de flavonoides y triterpenos comprado en la farmacia, ¿verdad?

La realidad es que el conservante E236 es el ácido fórmico presente en muchas frutas y en la miel, el aditivo E515 es el sulfato de potasio que encontramos en aguas minerales, la l-carnitina es una amina que produce nuestro propio organismo y que está presente en la carne, y dos de las sustancias activas que conforman la caléndula son los flavonoides y los triterpenos.

Hace unos días descubrí en la red unas magníficas infografías del profesor australiano James Kennedy Monash que ilustran a la perfección el tema que nos ocupa.

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En los productos sintéticos, como en los naturales, hay componentes más o menos saludables para nuestro organismo, queda en nuestra mano el informarnos y saber lo que consumimos.

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Podéis disfrutar de la colección completa de infografías y merchandising del Prof. Monash en: http://jameskennedymonash.wordpress.com