Hormonas

Sexo, amor y drogas

Corrían los años 40 cuando una jovencita Allie Hamilton se traslada con su familia a Seabrook para pasar allí el verano. Un día, un apuesto muchacho de origen humilde llamado Noa pasea por la feria del pueblo cuando una aguda y vivaracha risa llama su atención. Hasta aquí no les cuento nada nuevo, efectivamente, hablo de El Diario de Noa. Lo que les propongo a continuación es hacer un revisionado de la película con una mirada completamente distinta.

Frontal

El bueno de Noa se detiene para escuchar aquella risa y queda fascinado por la preciosa sonrisa de Allie. En ese momento el cerebro del chico produce un torrente de feniletilamina, un compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas, que inunda el órgano y hace que Noa se sienta en la cima del mundo. La respuesta natural de su cerebro frente a este desequilibrio es segregar dopamina (un neurotransmisor que hace que un estímulo se asocie al placer) y que hará que la sonrisa de la chica quede grabada en su mente proporcionándole placer cada vez que la presencie o la recuerde. Simultáneamente, el hipotálamo, a través del sistema nervioso, envía un mensaje a las glándulas suprarrenales para que aumenten la producción de adrenalina y noradrenalina (neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas) y se produce un aumento en el latido del corazón del joven, que en este momento bombea la sangre a unas 130 pulsaciones por minuto, sintiendo una irrefrenable sensación de euforia. En estas mismas glándulas (situadas en los riñones) y en los testículos se produce testosterona, aumentando así su nivel en sangre y, consecuentemente, provocando pensamientos lujuriosos y estimulando el apetito sexual del joven. Víctima de esta inyección de drogas y con su percepción alterada, Noa decide acercarse a Allie y preguntarle si quiere bailar. La muchacha, ajena a la bioquímica del chico, responde con un rotundo “no” y desaparece con sus amigos. El chico, totalmente enajenado por el cóctel de drogas que su cuerpo ha producido decide subirse a una noria en marcha y quedarse colgando sobre el vacío para conseguir que Allie acepte salir con él.

Tras salir con varios amigos Allie y Noa comparten algo de tiempo juntos, además de conversar y conocerse un poco hay algo que hace que Allie vea al chico con otros ojos. Mientras pasean, sus axilas y genitales segregan un variado abanico de feromonas (responsables del olor sexual) en distintas cantidades. Las feromonas son sustancias que produce todo ser humano, cada uno con un patrón propio, y que transmiten información del individuo. Cada persona presenta una sensibilidad distinta frente a diferentes perfiles de feromonas. En este caso, los dos jóvenes se sienten enormemente atraídos y, presos de una embriaguez, esta vez compartida, terminan bailando en mitad de una calle de varios carriles.

baile

En el transcurso del verano, los chicos se enamoran y auténticos torrentes de las más variopintas moléculas circulan por sus venas, hacen que pierdan el apetito, que sufran de insomnio, que sus manos suden de manera desmesurada y que tengan bruscos cambios de humor que los sumergen en absurdas discusiones y reconciliaciones. Dopamina, feniletilamina y noradrenalina son bombeadas de manera desbocada por su cuerpo y, probablemente, también algo de serotonina que les permita sentir que no han perdido del todo el control.

Al final del verano Allie vuelve a la ciudad, Noa le escribe en numerosas ocasiones pero la madre de Allie retiene las cartas, ya que no considera a Noa un pretendiente digno. El joven se alista en el ejército para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Allie, por su parte, ejerce de enfermera voluntaria de heridos de guerra. Allí conoce a Lon, un apuesto y rico soldado herido del que se enamora rápidamente.

Son tiempos duros para el pobre Noa, no es fácil superar el síndrome de abstinencia de la feniletilamina y seguramente ingiera asombrosas cantidades de chocolate a modo de automedicación mientras decide mantenerse ocupado para no sufrir demasiado.

Por casualidades del destino la pareja vuelve a reencontrarse en Seabrook. Tras un paseo en barca por un edulcorado entorno y algunos cruces de miradas la chispa vuelve a prender entre los dos y, nuevamente, tenemos a nuestros protagonistas segregando fenietilamina y dopamina como posesos. Cuando llegan al embarcadero un pico de adrenalina y oxitocina hace que se fundan en un beso  y terminen frente a una chimenea haciendo el amor.

Sexo

Bien, metámonos entre sus sábanas, no creo que les importe demasiado, ¿no creen? En ese momento las más de 8000 terminaciones nerviosas del clítoris de Allie informan al cerebro de lo que está sucediendo y retroalimentan sus funciones durante la estimulación sexual. En ambos casos, los nervios hipogástrico, pélvico y pudendo transmiten al cerebro lo que acontece en las diferentes partes del cuerpo: útero y próstata, vagina y recto, clítoris y escroto, respectivamente. La continua estimulación produce, entre otras muchas cosas, una sobreproducción de dopamina, asociada al placer, y una notable tensión muscular. Cuando llegan al culmen de la relación sexual, ambos sufren una breve desconexión temporal de una región del cerebro situada en la parte posterior del ojo, el córtex orbitofrontal lateral (zona que controla la razón y el comportamiento). En el momento del orgasmo nuestros protagonistas están totalmente fuera de control, en una situación similar a la de quien ha consumido heroína. Asimismo, se activa la zona de la corteza cerebral responsable del dolor, ya que existe un claro vínculo entre dolor y placer.

En Allie, se produce también un descenso en la actividad de la amígdala y el hipocampo (zonas que controlan en miedo y la ansiedad) en una necesidad biológica de sentirse segura y relajada.

Tras una serie de tiras y aflojas con sus padres, con su prometido, e incluso con el propio Noa, Allie decide romper con todo y volver a los brazos de Noa, esta vez de forma definitiva.

Pasados los primeros dos o tres años de la relación, los chutes de etilfenilamina serán cada vez más débiles hasta que desaparezcan. Durante este periodo se desarrollan en la pareja nuevos sentimientos, que harán la convivencia y la comunicación posibles y llevaderas, una especie de comunión que mantendrá a la pareja unida. En esta nueva etapa, la oxitocina (conocida como la hormona del abrazo), aparece cuando hay caricias y especialmente en los orgasmos. La suficiente producción de vasopresina hará que, tanto Allie como Noa, se mantenga fieles y no busquen nuevos compañeros fuera del hogar. Los altos niveles de oxitocina y vasopresina sustituyen a la noradrenalina y a la dopamina haciendo que con el tiempo el cariño aumente en detrimento de la pasión. Las endorfinas (similares a la morfina y a otros opiáceos) se encargarán de mejorar su sistema inmunológico, de aliviar el estrés y el dolor y de mantener su memoria e incrementar el apego que sienten.

Desgraciadamente, en el caso de Allie el efecto de las endorfinas no será suficiente y sufrirá una demencia senil que Noa aliviará argumentalmente explicándole su propia historia.  Al final de la película Allie le pregunta a Noa si cree que su amor podrá hacer que los dos mueran juntos y es que todos conocemos el sufrimiento que se padece al perder a un ser querido, al fin y al cabo, supone dejar de recibir nuestra dosis diaria de narcóticos.

Todas las imágenes pertenecen a la película “El diario de Noa”. New Line Cinema, Gran Via, Avery Pix. 2004.